Pedro Arrojo es profesor emérito de Análisis económico de la Universidad de Zaragoza. Sostiene que la clave está en el campo. “La ciudad es la mayor parte del cuerpo económico y de desarrollo de la sociedad moderna, pero las raíces están en el medio rural”. Hay que potenciar un medio rural “vivo” y con “dignidad”.

*Conocemos dos casos de familias que abandonaron la ciudad por el campo.

• Pilar Gracia es enóloga, viven en Barbenuta un pueblo casi deshabitado del Pirineo oscense junto a su marido Ernest Guasch y sus dos hijos. Los dos son enólogos se conocieron en la universidad y en 2010 empezaron a darle forma a lo que querían, plantar vides y hacer vino. Así que en 2011 plantaron en Valle de Arán y en 2012 en Berbanute, tras vivir  una temporada en Sabiñánigo decidieron ir al Barbenuta, donde empezaron a restaurar la casa de su abuela. Desde hace 3 años pueden vivir de su vino. En su  Bodega Balminuta hacen vinos de calidad. Su producción es pequeña de 4 mil botellas y en breve sacaran un vino muy especial el “tinto con crianza en barrica. Viña Balén”.

En las zonas rurales todo son ventajas, para ellos vivir en un lugar casi perdido no es incompatible con enseñar las claves sobre la enología a escala mundial, con ese objetivo ha nacido su canal de Youtube G&G Enólogos, para demostrar que la vida en el campo y no es incompatible con la modernidad. “Vivimos desconectados y conectados. Tenemos la posibilidad de desconectar y salir a dar un paseo, ver las estrellas…”

Para ellos es importante darle valor al pueblo y quitar la idea de que lo rural es para los viejos o más mayores… porque hay mucha gente joven trabajando y viviendo en el campo…

• El otro es el de Guillem Ferrer. Se replanteó su vida tras un “cambio de conciencia” y se mudó con su mujer a la montaña. “Me di cuenta de que vivir en la ciudad formaba más parte del problema que de la solución”. Fuente: Cadena SER