– ¿Qué destacaría como importante en la nueva PAC 2023-2027?
– Hay que aclarar que aún no está terminado el debate: estamos en la fase final, el debate de los trílogos, que ha empezado en el mes de noviembre y espero que para la primavera pueda estar terminado. Recordar que es una reforma que entrará en vigor el 1 de enero de 2023 y que vamos a tener dos años con un período transitorio con la PAC actual.
Aunque hay aspectos que no sé cómo quedarán definitivamente, hay cosas que ya se pueden ir definiendo como cambios en la PAC. Por ejemplo hasta ahora hemos tenido una política agrícola que tenía sus medidas y programación hecha por la Comisión Europea (CE), que ejecutaba el primer pilar (los pagos directos a los agricultores); aunque pasaba por el Estado, la responsable del primer pilar era la Comisión Europea en la relación con el agricultor. En el segundo pilar también hay grandes cambios con el Programa de Desarrollo Rural (PDR). Hay actualmente 118 PDR ejecutados por las regiones, por lo tanto cada comunidad autónoma (CA) tenía su PDR regional, lo ejecutaba y enviaba cuentas a la CE. Ahora hay un cambio absoluto de paradigma: ahora las medidas las tiene que poner en marcha cada Estado miembro en lo se llamará Plan Estratégico Nacional (PEN) de Agricultura. Cada país desarrollará su PEN y ahí irán inmersos los dos programas, el primer y el segundo pilar. Ahora la relación y la determinación de qué agricultor beneficiario o qué ayudas hay dentro del primer pilar las decidirá el Estado. Va a haber una normativa europea común pero la adecuación la tendrá que hacer cada país de acuerdo a ésta en cuanto al primer pilar.
En el caso del segundo pilar será cada Estado el que presentará el PDR y dependerá de la relación Estado – Comunidades Autónomas (CC.AA.) para el desarrollo. En el caso español la voluntad del ministro Luis Planas, que ha expresado públicamente, es consensuar esas medidas con las CC.AA., que serán las que ejecutarán. La C.A. no presentará un PDR como ocurría hasta ahora, sino que sus medidas estarán inmersas en el programa nacional de desarrollo rural adaptado a la comunidad autónoma, aunque los objetivos del PEN serán comunes y todos tendrán que ayudar a ellos. Es decir, si el PEN pretende tener el 30% de producción agrícola ecológica, la comunidad con más producción tendrá que hacer un menor esfuerzo que la que tenga menos. Pero todos tendrán que contribuir para conseguir esos grandes objetivos que serán de ámbito nacional. Por lo tanto, las prioridades marcadas en los objetivos es lo que va a marcar el PDR de los territorios, si bien es verdad que unos territorios no tienen nada que ver con otros, por lo tanto habrá que tomar medidas que se adecuen, pero entiendo que es a voluntad nacional.
Hay un cambio absoluto de paradigma y por tanto va a haber una mayor subsidiariedad en la política agrícola comunitaria que a mí me genera algunas preocupaciones: no me parece mal que haya determinadas medidas pero yo hubiera preferido seguir en el ámbito europeo el primer pilar y que cada C.A. desarrolle su PDR. Pero es el modelo mayoritariamente aceptado. Por lo tanto habrá este PEN con una gran subsidiariedad y a partir de ahí la gran política agraria la hará el Estado, que tendrá que llegar a acuerdos importantes para ponerla en marcha con las CCAA, que tienen las competencias. Éste es el cambio más importante.
Y el segundo cambio importante de carácter medioambiental es que el Green Deal (Pacto Verde) desaparece como tal y se incorpora a la renta básica, como se llama ahora, y se hace un nuevo modelo de ayudas mucho más potente. Se incrementa el carácter medioambiental de la condicionalidad de las ayudas, es decir, los agricultores tendrán que implicarse más en la lucha contra el cambio climático. Unas medidas serán de ámbito obligatorio para cobrar la renta básica, es decir, todas las ayudas que tendrán todos los agricultores beneficiarios del primer pilar, y otras voluntarias, que son los ecoesquemas. Serán medidas que pondrá en marcha cada Estado para algunos sectores donde se puedan hacer más medidas en el ámbito medioambiental a mayores. Y esto se asume a través de un contrato con el Estado, que evaluará, auditará y por eso el agricultor obtendrá una subvención mayor, y puede estar, si es lo que dice el Consejo, en el 20%, si es lo que dice el Parlamento, en el 30%.
“La comunidad autónoma no presentará un PDR como ocurría hasta ahora, sino que sus medidas estarán inmersas en el Programa Estratégico Nacional de desarrollo rural adaptado a la comunidad autónoma, aunque los objetivos serán comunes y todos tendrán que ayudar a ellos”
– Y mientras tenemos estos dos años de transición entre el 21 y el 23 con los Fondos adicionales del Next Generation.
– El Next Generation va a tener 719 millones de euros para España para estos dos años, que es un buen impacto de dinero. Lo va a repartir a las CC.AA. en la misma proporción que había en los PDR. Eso va a ir acoplado a los PDR actuales, ahora bien, esto significa modificación de los PDR para desarrollar nuevas medidas, porque esto es un dinero adicional. La comunidad autónoma terminará de ejecutar su programa (el que no haya terminado la programación), más el Next Generation que corresponda, para lo que tendrá que modificar su PDR y está previsto la participación de LEADER, pero va a depender de la voluntad política de la comunidad autónoma. Dentro de las medidas y del reparto que se hace, el Next Generation tiene muy pocos condicionantes, y una es que el 55% de tu programa tienes que aplicarlo en inversiones y el 37% a medidas medioambientales. En este 37% están las medidas LEADER que la C.A. puede desarrollar a través de sus Grupos de Acción Local (GAL). En el porcentaje que corresponda, insisto que no es obligatorio, lo puede desarrollar el GAL, pero un grupo de (euro)diputados insistimos porque no queremos que LEADER y los Grupos se queden fuera del Next Generation, ya que la C.A. puede gastar ese dinero directamente con programación propia. Entonces no le daría al GAL nada. Nosotros hemos pedido medidas que se ejecuten dentro de los propios GAL, como iniciativas LEADER, pero al final es una responsabilidad de cada C.A. Lo normal es que se les haga partícipe, pero no sé cómo sucederá, si será asumido por todos o no. Ya está aprobado este período transitorio, por lo tanto a partir del 1 de enero de 2021 se puede empezar a ejecutar el Next Generation – FEADER, aunque la C.A. no lo podrá ejecutar hasta que no haya modificado su PDR.
– Pero sí tiene retroactividad a 1 de enero.
– Sí, puedes empezar con proyectos en enero si tienes luego tu PDR aprobado en julio. Si el proyecto que quieres meter a partir del 1 de enero cumple los requisitos de que se ha aprobado el PDR, lo puedes aplicar, aunque la modificación sea posterior. Eso sí es bueno porque el margen es muy corto, la Administración es súper lenta en general en España y en las CC.AA.
“El Next Generation se repartirá a las comunidades en la misma proporción que había en los PDR”
– FEADER (Fondo Europeo Agrario de Desarrollo Rural) queda fuera de las Disposiciones Comunes y animas a los GAL a que sean más proactivos, pero existe cierta burocratización que no les permite ese dinamismo a la hora de trabajar.
– Es que hemos encorsetado demasiado. El FEADER ahora sale de Disposiciones Comunes, ya no está en los Fondos Estructurales, aunque se dice que se tiene que coordinar, pero ya es más complicado al no estar dentro del mismo reglamento. FEAGA (Fondo Europeo de Garantía Agraria) y especialmente FEADER han añadido complicaciones de ejecución, aunque cada vez más las administraciones están más habituadas a su ejecución, pero es muy lento. A mí lo que me preocupa del Next Generation es que es mucho dinero en muy poco tiempo. Hay que tomar decisiones ya porque la burocracia interna también es un horror. Eso puede generar a alguna comunidad la duda de si los GAL van a tener esa capacidad rápida, pero también es la capacidad que como C.A. tengas de desarrollarles su propio programa y la normativa. Con lo cual es mucho dinero para gastar en poco tiempo, y no sé yo si nuestras administraciones están preparadas para eso. La inmediatez es importante porque es dinero que va a haber que ejecutar y gastar en dos o tres años. Hablo de grandes proyectos que pueda hacer el Estado de desarrollo, de comunicaciones, digitalización en las zonas rurales, que lleven ya un ritmo de desarrollo al menos burocrático para que tengas capacidad de poder ejecutarlo y justificarlo antes de que empiece el marco financiero interanual. Si no podemos tener problemas para el gasto del Next Generation sin esa agilidad. Son proyectos que hay que poner en marcha muy de forma inmediata para llegar. Sé que a nivel de Estado y de CC.AA. están trabajando, pensando a ver qué se puede meter en el Next Generation.
“El Next Generation es mucho dinero en muy poco tiempo”
– En el nuevo contexto del PEN donde los PDR pierden peso, ¿cuál va a ser la identidad de los GAL en ese nuevo marco, van a perder identidad, van a quedar diluidos…?
– Espero que no. Es más, yo creo mucho en los Grupos, creo que es una fórmula que siempre ha funcionado bien. Yo soy una entusiasta que ya desde el año 93 empecé a participar en el Grupo de La Alpujarra. Habrá unos que funcionen mejor que otros, como todo, pero yo creo en esa fórmula del territorio, creo que eso da una inmediatez, una cercanía, un conocimiento que no la tienen otras administraciones y funcionan con toda la sociedad civil, promueven el asociacionismo… Todo eso ha sido muy eficaz. Se ha obligado que el 5% sea para LEADER, pero depende también de la voluntad política que tenga en ese momento los que gestionen. Me consta que el equipo del ministro Planas quiere hacer un refuerzo del LEADER, espero que sea así. El Plan Estratégico puede ser una buena oportunidad para reforzarlo, pero dependerá de la voluntad política. Dentro de esa red hay una canalización a través de una Dirección General del Ministerio que lleva Isabel Bombal y que es su voluntad, y la del ministro, ese reforzamiento. Espero que finalmente estos temas se prioricen.
– ¿Este sistema podría prestarse más a las luchas de poder entre los territorios?
– Yo creo que las luchas van a venir más por las ayudas del primer pilar porque ahora mismo sus ayudas son muy diferentes por territorios. Por ejemplo algunas zonas de Andalucía de olivar tienen una prima mucho más alta que un olivar de Castilla – La Mancha o Aragón. Se trata de hacer una nueva regionalización del sistema de ayudas directas, con regiones homogéneas. Ahora hay muchas regiones, unas 56, y quería dejarse en unas 14 ó 15. Esto no es un antojo político, sino que es de obligado cumplimiento: lo que se llama la convergencia interna de las ayudas. Esto significa que las ayudas entre los perceptores de nuestro país tienen que ser homogéneas, es decir, tender a la igualdad. La idea es que en 2027, final del marco, un agricultor de olivar, viva donde viva, tiene que tener el mismo tipo de ayuda de renta básica; otra cosa es que luego tenga un ecoesquema o una ayuda asociada de otro tipo. Pero la renta básica tiene que ser igual, y ahora esto no lo hay. Yo quiero que los agricultores que necesiten la ayuda se beneficien vivan donde vivan. Lo importante es que el agricultor que no tiene una renta de mercado tenga una ayuda y a veces hacemos un esquema pensando que nuestro universo es el acotado territorialmente por la comunidad. Si echamos las cuentas que ahora en la convergencia interna yo pierdo dinero y gana aquél, aquél ha ganado y yo he perdido.
– Esta nueva PAC también incide en la perspectiva de género. ¿Cómo se aplica en el campo y por qué ahora?
– Hasta ahora la PAC no hablaba de esto, aunque dentro de los PDR había alguna medida de reforzamiento, pero era una cosa bastante ajena. Ya no puede haber políticas ajenas a la perspectiva de género. No es razonable a estas alturas, parece ilógico. Se ha dado un salto cualitativo bueno y ahora la sociedad lo demanda más. Lo más importante que se ha conseguido es que varios artículos insertan la perspectiva de género y lo más relevante es que hay que desarrollar un PEN donde la perspectiva de género tenga una visión horizontal, y no vertical. Hay que evaluar si se produce una discriminación entre hombres y mujeres, que lo hemos visto mucho en la agricultura, donde habitualmente el matrimonio trabajaba su explotación, pero el titular era el hombre: él se daba de alta y tenía derecho después a pensión, la mujer trabajaba igual, además cuidaba la casa y la explotación, pero no tenía ninguna titularidad en la explotación, no se daba de alta y finalmente no tiene pensión porque no ha cotizado, aunque ha trabajado. Y eso ha sido muy habitual. En Andalucía se empezó a resolver de una forma no adecuada con el régimen especial agrario y los subsidios del régimen especial agrario: ahí se inscribían aquellas mujeres que eran eventuales agrarias y cotizaban todo el año la obligatoriedad, entonces se les ayudaba para la cotización, con lo cual eso les generaba al eventual agrario, hombre o mujer, aunque más mujeres. O una explotación participada por una cooperativa, pero el titular que figuraba era el hombre habitualmente, incluso en explotaciones que la herencia era de la mujer, pero sucedía y ha sucedido, puede que sin mala voluntad: “es mi marido el que se encarga de esto”. Con lo cual si te separabas no tenías nada, salvo que fueras la titular por herencia.
Hay unos temas que no tiene que resolver la PAC, pero sí poner determinadas medidas que puedas corregir y velar por la representación. Las organizaciones agrarias también están muy masculinizadas. Todavía son ámbitos muy alejados de la situación de normalidad que requiere que haya hombres y mujeres. Luego a nivel técnico sí, las mujeres están perfectamente incorporadas, y gracias académicamente hay mujeres muy capacitadas y las contratan, pero a nivel representativo y de titularidad de explotaciones, todavía nos queda un recorrido. Por eso este salto cualitativo que no se destaca mucho, pero que a mí me parece muy relevante.
La PAC al final es la política agrícola más importante, y que se haga ver y obligar a hacer esa mirada horizontal significa que en unos años se irá mejorando la situación hasta que lleguemos a la normalidad que es la de la sociedad, ni más ni menos. Por eso digo que no se habla mucho porque creo que a las organizaciones incluso les cuesta trabajo hablar de este tema. Y son hombres habitualmente. Son amigos míos y me llevo bien, pero cuando vea una presidenta o secretaria general en el ámbito nacional, ahí se habrá producido un vuelco. Nos queda un poquito de tiempo todavía para eso.
“Ya no puede haber políticas ajenas a la perspectiva de género. No es razonable a estas alturas, parece ilógico”
– En el contexto de la pandemia muchas miradas se vuelven hacia el medio rural y parece que tenemos esa sensación de que es más seguro y la calidad de vida es mayor que en los núcleos urbanos. Puede ser una moda o no, ya se verá, pero ¿se contempla de alguna manera en las nuevas políticas agrícolas?
– Yo creo sí que es verdad que la pandemia está haciendo ver que nos trasmiten más seguridad las zonas rurales: distancia, la impresión de comer productos más sanos sobre todo si tienes huerto… hay una cultura nueva muy interesante. Puede ser una moda, o no y ha venido para quedarse, ya veremos. Pero creo que es una buena oportunidad para las zonas rurales y la gente ahora le tiene miedo a todo. Todo eso está muy bien pero tenemos que aprovechar y dotar bien al desequilibrio de servicios que se produce: que yo viva en el campo no significa ni que tenga peor educación, ni peor sanidad o derechos. Puedo no vivir al lado de un hospital, pero a 40 minutos tengo que tener una red hospitalaria adecuada, una educación razonable pública. Y una adecuada digitalización porque hoy día trabajamos así y necesitamos una buena red de conexión. No hay que descuidarse, hay que aprovechar.
La PAC ahora va a favorecer los circuitos cortos de comercialización, aunque esto ya se viene trabajando hace años, no es nada nuevo: por ejemplo pequeños agricultores con una pequeña ganadería que hacen quesos para la venta directa. Todo ese tipo de normativas se va a mejorar sustancialmente para favorecer esa pluriactividad que es lo que hace que en el campo se pueda vivir con un poquito de todo. La diversificación tradicional del campo. Y la PAC va a tener una mayor implicación con la venta directa en los canales cortos para evitar todos esos gases efecto invernadero que provocan las grandes distancias y los desplazamientos.
Todo eso puede ayudar, pero para ayudar de una forma más definitiva hay que invertir no sólo en eso, sino en que si me opción es ésa, no tenga que sacrificar una educación adecuada, no voy a decir la Universidad a la puerta de casa, pero un colegio de calidad público, una sanidad a la que tenga acceso y unos servicios públicos básicos. Vivo de otra manera, más sano, seguramente me alimento mejor y con productos de temporada. No tengo que forzar otro modelo y puede ser una opción de futuro interesante.
Fuente de la información: Red Asturiana de Desarrollo Rural