Fina Suárez, presidenta de AIDER Gran Canaria: «Hay que hacer que la gente quiera quedarse, y que sean los habitantes de estas zonas rurales quienes hagan crecer la economía»

  «No me gustaría que dentro de 30 años fuéramos a una romería y todos estuvieran vestidos de camarero». Lo que parece un chascarrillo de Pepe Franco, agricultor ecológico de La Aldea, en realidad ofrece la proyección de un posible escenario de futuro si continúa el despoblamiento rural hacia el sector servicios fundamentalmente, una realidad que vive el campo canario igual que el resto del país. Para revertir esta situación, algunos de sus defensores plantean proporcionar más recursos y servicios, que se genere más actividad y contrarrestar la lejanía y el envejecimiento.

Fina Suárez, presidenta de AIDER Gran Canaria: «Hay que hacer que la gente quiera quedarse, y que sean los habitantes de estas zonas rurales quienes hagan crecer la economía»

En esta línea trabaja desde hace 20 años la Asociación Insular de Desarrollo Rural de Gran Canaria (Aider) cuya presidenta, Fina Suárez, «apostó» por su pueblo. A su juicio, «hay que hacer que la gente quiera quedarse, pero eso solo será posible ofreciendo guarderías, vivienda… y que sean los habitantes de estas zonas rurales quienes hagan crecer la economía».

En el mismo sentido se pronuncia la concejala de Asuntos Sociales e Igualdad de Moya, Elsa Maroto, quien subraya que el envejecimiento es una de las grandes preocupaciones de las áreas rurales, a la que suma la dispersión de la población porque dificulta el acceso a los servicios, una cuestión que considera «fundamental para que sea posible vivir en los pueblos».

También la educación es una baza importante a la hora de fijar la población a las zonas rurales. Armando Pérez es maestro en La Calzada y explica que las escuelas pequeñas ofrecen ventajas como la cercanía o la posibilidad de ofrecer una enseñanza «alternativa y ecológica», pero a la vez se ha de enfrentar a la escasez de medios. La conciliación, apunta, aún no ha llegado a muchas zonas (horario de recogida temprana o comedores) y echa en falta oportunidades más allá de la escuela -entre las que cita el deporte-, para que las familias decidan escolarizar a sus hijos en un centro rural. Afirma además que la enseñanza «debe aprovechar los recursos cercanos porque muchas veces las estrategias educativas utilizan metodologías de la ciudad».

Pepe Franco rompe una lanza por la población local. «Poca gente se va porque quiere, pero si no tienen trabajo hay que salir» y buscar caminos que muchas veces conducen al turismo. Apunta Fina Suárez que casi todo el empleo de las zonas rurales lo generan la administración local, a lo que Pérez insiste en la necesidad de crear servicios porque «sería lamentable ver los pueblos convertidos en dormitorios».

Por eso, Franco plantea volver a «micronizar» la economía, facilitar la creación de pequeñas empresas locales y ofrecer educación agroalimentaria para impulsar la demanda de productos de cercanía como una fórmula para fija la población al campo. «No es lo mismo tener una tiendita pequeña que un centro comercial en el que la fruta recorre miles de kilómetros». En cuanto al turismo rural, coinciden los cuatro en que «debe ser controlado» pero, de momento, «no es invasivo». Al contrario, «ha dado vida y facilidades a los pueblos».

Maroto insiste en que, a la hora de distribuir los recursos, se tengan en cuenta todas las características de una zona, no sólo el número de habitantes. Para Franco, el error es «legislar para el campo desde la ciudad».

Los implicados

Visibilizar a las mujeres en un mundo masculinizado.

Una característica del mundo rural es que está «centralizado» por las mujeres, afirma Elsa Maroto. «Ellas son cuidadoras de hijos y mayores (en un 85%), amas de casa, compatibilizan estas tareas con un trabajo remunerado si lo tienen y, en ocasiones, también son agricultoras, ganaderas o queseras». Entre los planteamientos de Aider, explica Fina Suárez, figura trabajar por la igualdad, un objetivo que también trabaja Maroto desde el programa municipal de Moya, Surca.

La apuesta por el pueblo.

Para Fina Suárez, Pepe Franco, Elsa Maroto o Armando Pérez, las zonas rurales ofrecen grandes ventajas para tener una vida de calidad, pero también deben afrontar dificultades derivadas de la lejanía y la falta de servicios y actividad para que la gente apueste por quedarse en su pueblo.

Artículo de B. Hernández, publicado en Canarias7.

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