Ruta por los faros de Andalucía, las atalayas más espectaculares
Además de servir de guía a miles de navegantes a lo largo de los siglos y presidir el horizonte costero, estas torres son un icono turístico e histórico en muchas poblaciones de la región
Destacando en el horizonte, en medio de una isla o rodeados de viviendas. Los faros, iconos turísticos por excelencia, son también los edificios más representativos de muchas ciudades costeras. Andalucía cuenta con una treintena de estas atalayas marítimas que, en muchos casos, están rodeadas de historias y leyendas locales que contribuyen a su legendaria imagen.
Uno de los más míticos, y conocidos, de la región es el faro de Trafalgar. Situado en la localidad gaditana de Barbate, se trata de una torre con fisonomía de columna romana, de 34 metros de altura y a la que con posterioridad se le añadieron contrafuertes debido a su fragilidad que terminaron dándole dan su peculiar estilo. Cuenta con edificación anexa utilizada para vivienda de los torreros. Muy cerca del faro se encuentran los restos de una torre almenara que fue testigo de la batalla que libraron las flotas británica e hispanofrancesa en 1806.
Al faro de Trafalgar se accede por una carretera desde Caños de Meca y de obligada visita gracias a los atardeceres que se pueden contemplar desde los alrededores del edificio.
En El Rompido, Huelva, se da uno de los casos más curiosos relacionados con los faros de Andalucía, ya que existen dos atalayas muy próximas la una a la otra. Se encuentran situadas en el municipio de Cartaya, sobre la punta del mismo nombre en la margen izquierda de la desembocadura del río Piedras y cerca de las instalaciones portuarias.
El faro más antiguo, que puede visitarse con cita previa, tiene una altura de 13 metros y un alcance de iluminación de 16 millas. A partir de 1930 y por el mayor alcance que adquirió el faro de Mazagón, fue perdiendo importancia. Dejó de funcionar en 1976, cuando comenzó a operar el nuevo faro, construido para completar el arco de navegación desde Ayamonte a Huelva. De forma cilíndrica y con un alcance de 24 millas, es semejante al faro que se encuentra a la entrada del puerto de Huelva.
El faro de Calaburras, ubicado en la punta del mismo nombre, en la localidad de Mijas, es uno de los más peculiares de la región, ya que no solo ayuda a la navegación marítima, sino también a la aérea. Se trata de una torre de piedra de 25 metros que sustituyó a la atalaya originaria en 1928 y a la que se dotó de una iluminación especial que alcanza las 30 millas para la navegación marítima y 14 para la aérea. Solo está permitida la visita a los exteriores del faro.
Una torre árabe
Por otro lado, es muy recomendable hacer una excursión al faro granadino de Castell de Ferro, también conocido como faro de la Punta del Melonar. Se trata del segundo faro más alto de España, una altitud que consigue al ubicarse sobre un promontorio de 225 metros de altitud. Para su construcción se aprovechó una torre vigía árabe, del siglo XI, que se denomina «Torre de la Instancia», y que se adaptó levantando al lado una edificación mucho más moderna de color blanco que conecta con la antigua torre a través de un pasadizo. La atalaya tiene una altura de 9,40 metros y su luz es visible a una distancia de 14 millas. La construcción del siglo XI se rehabilitó respetando su imagen exterior, lo que da como resultado una estampa única al borde del mar.
El faro de Tarifa, localizado dentro de la isla de las Palomas, dentro del recinto militar, únicamente se puede visitar con permiso y, y limitándose a los exteriores, pero es uno de los más peculiares de la costa andaluza debido a su ubicación, La primitivo atalaya de Tarifa, del que se cree que fue construido en 1750, era uno de los más antiguos de España. A este lo sustituyó otra torre que sirvió para completar el arco de lumínico para navegar por el estrecho de Gibraltar.
De otra parte, el faro de Cabo de Gata se ubica, junto con el mirador de las Sirenas, muy próximo a él, en uno de los puntos geográficos de referencia para navegantes desde la época de los griegos y fenicios.
Fue construido en 1863 sobre las ruinas del castillo de San Francisco de Paula, que formaba parte de la batería de defensa marítima existente en la costa almeriense y que fue destruido durante la Guerra de la Independencia. El faro está situado sobre un acantilado de 50 metros y con una altura de 18 metros, los destellos del faro son visibles a 30 millas de distancia. Además, la señal lumínica se complementa con una sirena acústica que, los días de espesa niebla, sirve para avisar a las embarcaciones de su presencia. El faro fue levantado como advertencia a los navegantes de la peligrosa Laja del Cabo, que se encuentra a una milla frente al faro y ha sido causante de numerosos naufragios a lo largo de los siglos.
Estructura metálica
Con más de un siglo de existencia, el faro de Cádiz se encuentra situado en el interior de una fortaleza militar del siglo XVII construida sobre una antigua isla unida a la ciudad por una lengua de arena. Es laúnica atalaya de España con estructura metálica, está fabricado en acero laminado y es desmontable.
Por último, el malagueño faro de Torrox, con una altura de 39 metros, posee en sus alrededores uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de la provincia, compuesto por una villa, una factoría de salazones, unas termas y unos hornos de alfarería que conformaron un importante centro de producción agrícola y pesquero entre los siglos I y IV d.C.
Más información: www.cadizturismo.com
La luz de Chipiona
El faro de Chipiona es el único de la región que posee algunas zonas interiores abiertas al público. Se encuentra situado dentro del casco urbano, al final de las playas de Cruz del Sur y de Regla y su historia se remonta a la época romana, cuando se levantó un faro primitivo para salvar el bajo de Salmedina. El faro actual se comenzó a levantar en 1863 y se trata de una construcción de elevado valor artístico y complicada geometría de muros cilíndricos que el próximo noviembre cumplirá 150 años. Es el faro más alto de España, con un alcance de 23 millas, y supuso una obra pionera para su época que requirió grandes esfuerzos económicos y de mano de obra.
ABC
Además de servir de guía a miles de navegantes a lo largo de los siglos y presidir el horizonte costero, estas torres son un icono turístico e histórico en muchas poblaciones de la región
Destacando en el horizonte, en medio de una isla o rodeados de viviendas. Los faros, iconos turísticos por excelencia, son también los edificios más representativos de muchas ciudades costeras. Andalucía cuenta con una treintena de estas atalayas marítimas que, en muchos casos, están rodeadas de historias y leyendas locales que contribuyen a su legendaria imagen.
Uno de los más míticos, y conocidos, de la región es el faro de Trafalgar. Situado en la localidad gaditana de Barbate, se trata de una torre con fisonomía de columna romana, de 34 metros de altura y a la que con posterioridad se le añadieron contrafuertes debido a su fragilidad que terminaron dándole dan su peculiar estilo. Cuenta con edificación anexa utilizada para vivienda de los torreros. Muy cerca del faro se encuentran los restos de una torre almenara que fue testigo de la batalla que libraron las flotas británica e hispanofrancesa en 1806.
Al faro de Trafalgar se accede por una carretera desde Caños de Meca y de obligada visita gracias a los atardeceres que se pueden contemplar desde los alrededores del edificio.
En El Rompido, Huelva, se da uno de los casos más curiosos relacionados con los faros de Andalucía, ya que existen dos atalayas muy próximas la una a la otra. Se encuentran situadas en el municipio de Cartaya, sobre la punta del mismo nombre en la margen izquierda de la desembocadura del río Piedras y cerca de las instalaciones portuarias.
El faro más antiguo, que puede visitarse con cita previa, tiene una altura de 13 metros y un alcance de iluminación de 16 millas. A partir de 1930 y por el mayor alcance que adquirió el faro de Mazagón, fue perdiendo importancia. Dejó de funcionar en 1976, cuando comenzó a operar el nuevo faro, construido para completar el arco de navegación desde Ayamonte a Huelva. De forma cilíndrica y con un alcance de 24 millas, es semejante al faro que se encuentra a la entrada del puerto de Huelva.
El faro de Calaburras, ubicado en la punta del mismo nombre, en la localidad de Mijas, es uno de los más peculiares de la región, ya que no solo ayuda a la navegación marítima, sino también a la aérea. Se trata de una torre de piedra de 25 metros que sustituyó a la atalaya originaria en 1928 y a la que se dotó de una iluminación especial que alcanza las 30 millas para la navegación marítima y 14 para la aérea. Solo está permitida la visita a los exteriores del faro.
Una torre árabe
Por otro lado, es muy recomendable hacer una excursión al faro granadino de Castell de Ferro, también conocido como faro de la Punta del Melonar. Se trata del segundo faro más alto de España, una altitud que consigue al ubicarse sobre un promontorio de 225 metros de altitud. Para su construcción se aprovechó una torre vigía árabe, del siglo XI, que se denomina «Torre de la Instancia», y que se adaptó levantando al lado una edificación mucho más moderna de color blanco que conecta con la antigua torre a través de un pasadizo. La atalaya tiene una altura de 9,40 metros y su luz es visible a una distancia de 14 millas. La construcción del siglo XI se rehabilitó respetando su imagen exterior, lo que da como resultado una estampa única al borde del mar.
El faro de Tarifa, localizado dentro de la isla de las Palomas, dentro del recinto militar, únicamente se puede visitar con permiso y, y limitándose a los exteriores, pero es uno de los más peculiares de la costa andaluza debido a su ubicación, La primitivo atalaya de Tarifa, del que se cree que fue construido en 1750, era uno de los más antiguos de España. A este lo sustituyó otra torre que sirvió para completar el arco de lumínico para navegar por el estrecho de Gibraltar.
De otra parte, el faro de Cabo de Gata se ubica, junto con el mirador de las Sirenas, muy próximo a él, en uno de los puntos geográficos de referencia para navegantes desde la época de los griegos y fenicios.
Fue construido en 1863 sobre las ruinas del castillo de San Francisco de Paula, que formaba parte de la batería de defensa marítima existente en la costa almeriense y que fue destruido durante la Guerra de la Independencia. El faro está situado sobre un acantilado de 50 metros y con una altura de 18 metros, los destellos del faro son visibles a 30 millas de distancia. Además, la señal lumínica se complementa con una sirena acústica que, los días de espesa niebla, sirve para avisar a las embarcaciones de su presencia. El faro fue levantado como advertencia a los navegantes de la peligrosa Laja del Cabo, que se encuentra a una milla frente al faro y ha sido causante de numerosos naufragios a lo largo de los siglos.
Estructura metálica
Con más de un siglo de existencia, el faro de Cádiz se encuentra situado en el interior de una fortaleza militar del siglo XVII construida sobre una antigua isla unida a la ciudad por una lengua de arena. Es laúnica atalaya de España con estructura metálica, está fabricado en acero laminado y es desmontable.
Por último, el malagueño faro de Torrox, con una altura de 39 metros, posee en sus alrededores uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de la provincia, compuesto por una villa, una factoría de salazones, unas termas y unos hornos de alfarería que conformaron un importante centro de producción agrícola y pesquero entre los siglos I y IV d.C.
El faro de Chipiona es el único de la región que posee algunas zonas interiores abiertas al público. Se encuentra situado dentro del casco urbano, al final de las playas de Cruz del Sur y de Regla y su historia se remonta a la época romana, cuando se levantó un faro primitivo para salvar el bajo de Salmedina. El faro actual se comenzó a levantar en 1863 y se trata de una construcción de elevado valor artístico y complicada geometría de muros cilíndricos que el próximo noviembre cumplirá 150 años. Es el faro más alto de España, con un alcance de 23 millas, y supuso una obra pionera para su época que requirió grandes esfuerzos económicos y de mano de obra.
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