Despoblación y agua, parecidos razonables

Hace unos meses escribía un artículo que, sin duda, ha sido el que más éxito ha tenido de todos los que he redactado para este blog. Su título “Las Confederaciones Hidrográficas salvarán a la España vacía” es toda una declaración de intenciones en cuanto a la “unidad” necesaria para afrontar este asunto, que ha de ser uno en los que más se impliquen las políticas públicas que aplique el próximo Gobierno de España. La necesidad de aplicar una visión de conjunto y partir de la base de que no existen soluciones únicas, ni cerradas, es esencial a la hora de abordar el tema. Las distintas reflexiones que me llevaron a escribir el artículo, proceden en su mayoría del TFM que realicé para el Máster Internacional en Empresa y Políticas Públicas, que tiene por título “Despoblación en España: Servicios, Infraestructuras, Política y Sociología”. Desde entonces hasta ahora, se han sucedido un gran número de manifestaciones relacionadas con este tema, destacando sobremanera la acaecida en Madrid el 31 de marzo de 2019, que se dio en denominar la “Revuelta de la España Vaciada”. Ni la lluvia de aquel domingo de inicios de la primavera, impidió que un gran número de personas provenientes de todos los rincones del país, reivindicaran las mismas condiciones para vivir en su tierra (o la de sus padres o abuelos) que las existentes en todos los demás rincones de la nación. Tras dos elecciones generales seguidas (¡otra vez!), Teruel Existe ha dado la sorpresa, no sólo por haber conseguido un escaño en el Congreso de los Diputados y dos en el Senado, sino por haber sido la opción política más votada en su circunscripción, añadiendo un nuevo e inédito color al mapa electoral de España. El éxito de esta formación, hace que empiecen a escucharse rumores, ya sean ciertos o no, de que es posible que otras agrupaciones que representan a provincias despobladas como Soria ¡Ya! u otros de provincias como por ejemplo Cuenca o Zamora, se presenten a las próximas generales, sean cuando sean. En este barullo de movilizaciones, reivindicaciones y análisis de igualdades y desigualdades, hay quien empieza a preguntarse por el papel que han supuesto las CC.AA. en la despoblación de algunas de las provincias que integran. Incluso está en cuestión la articulación de dichos territorios en su configuración actual. Valdría por ejemplo el caso de León, para la que se barajaron (y aún se siguen hablando de esto) distintas opciones para darle cabida en el Estado de las autonomías: una comunidad propia uniprovincial, una astur-leonesa, una uniéndose a Zamora y Salamanca o la que finalmente se decidió que es como está ahora. Pero todo esto es “música” y con ello no quiero decir que lo que acabo de mencionar no tenga su relevancia, sino que, al final discutimos con que si “son algos o si son podencos” y nos olvidamos de lo importante, que es vertebrar el territorio y hacer que cualquier persona tenga, de forma efectiva, el acceso a los mismos servicios, se encuentre donde se encuentre. En una época en la que todo está conectado y que los avances han hecho que disfrutemos en nuestro día a día de cosas increíbles, no tiene ningún sentido que por barreras administrativas, unos territorios se desarrollen más que otros. Y esto vale para despoblación y vale también para agua, con lo que conectaré más adelante. A la hora de estudiar la despoblación en España, yo siempre lo hago desde la perspectiva del mapa que ha confeccionado la iniciativa Serranía Celtibérica y que sirve para ilustrar, en este caso a nivel Europa, el encabezamiento de este artículo. Lo que queda visto con éste, es que las zonas despobladas no entienden de límites provinciales ni autonómicos, y es de ahí su relación con las Confederaciones Hidrográficas. Igual que hay un asentado concepto de “Unidad de Cuenca” que todo el mundo reconoce y eso hace que todo lo que tenga que ver con un cauce principal esté centralizado en una única entidad, con rango de Organismo Autónomo, es perfectamente factible equipararlo con lo que sería la “Unidad de Zona Despoblada”, que iría ligado no a un cauce sino a una zona continua donde la densidad de población sea especialmente baja. Desde esta equiparación y posible comparación entre la situación del agua en España y por dónde podrían ir los tiros de unas posibles soluciones –o inicio de las mismas para la despoblación-, caben al menos y sin ánimo de ser exhaustivo, las siguientes ideas:
  • Colaboración de las distintas administraciones. Fundamental. Ahora mismo hay distintos Comisionados frente al Reto Demográfico (o nombres similares) además del estatal, cada comunidad autónoma tiene el suyo, o una Dirección General o similar integrando en alguna consejería. Pero si no hay comunicación entre ellos, la cosa no funciona. Esto es equiparable a algunas situaciones que se dan respecto al agua cuando confederaciones, diputaciones, comunidades y Estado no logran entenderse.
  • En las zonas con bajas densidades de población, es necesario invertir; sin inversión no hay desarrollo. Pero para invertir, hay que saber cómo financiar. Buscar soluciones imaginativas de financiación, será clave para el éxito de este punto.
  • Avanzar hacia estrategias comarcales, supramunicipales, mancomunadas, etc. Difícilmente los municipios pequeños y con muy poca población conseguirán la fuerza necesaria para lograr sus objetivos, siendo el principal, mantenerse a flote y ser un lugar atractivo para vivir. Sólo así se conseguirán unidades de gestión de tamaño adecuado que haga viable técnica, económica y ambientalmente, en cada zona, el servicio de agua urbana. En definitiva, la búsqueda de economías de escala es necesaria.
  • Contar con la opinión de las personas expertas. Se necesita un gran abanico de profesionales para hacer un correcto análisis de la situación y de las posibles soluciones. Sin duda la ingeniería será clave para la cohesión territorial, las comunicaciones y el mantenimiento de los servicios, pero profesionales de todas las categorías y especialidades se necesitan para sacar adelante cualquier proyecto.
  • Aplicar I+D+i para que innovación y nuevas tecnologías lleguen a las áreas rurales de la misma manera que ya se hace en las grandes urbes.
  • Enfatizar el respeto por el medio ambiente y la lucha contra el cambio climático, en los nuevos modelos territoriales a desarrollar.
  • Dar cabida a iniciativas de todo tipo, contando con las empresas y los individuos, más allá de lo que pueda lanzar y aportar la propia Administración.
  • Políticas públicas que favorezcan todo lo anterior; en definitiva, voluntad política comprometida con las zonas más despobladas y sus servicios.
Comparando estas propuestas con algunas de las que se proponen para el sector del agua urbana, se ve que van en una línea muy similar. La despoblación es un hecho que afecta a buena parte de Europa, como se puede ver en la imagen que ilustra la cabecera de este texto, pero es especialmente intensa en España. Tal es así que en la COP25 que se celebra en nuestro país bajo la presidencia de Chile en los días en que se publica este artículo, se ha hablado también de despoblación y desarrollo rural, ya que el campo es clave para el medio ambiente. La forma en que están distribuidos los habitantes por regiones y éstos dentro de cada región, hace que los servicios básicos, desde el agua urbana a todos los demás, tengan más o menos dificultades a la hora de mantenerlos. Dentro del escenario de la COP25, recuerdo una charla de la Consejera de Infraestructuras y Movilidad de la Xunta de Galicia, que se centraba precisamente en el servicio de aguas, de la dificultad adicional que supone el hecho que Galicia tenga la mayoría de su población concentrada en la costa, pero que, como es lógico, haya que prestar el mismo servicio de calidad en las urbes que en las zonas rurales del interior de la comunidad gallega. En definitiva, seguramente será porque en el día a día trabajo en temas de agua, lo que me ha llevado a establecer claros paralelismos -aquí he expuesto unas breves notas- entre la problemática que presenta la despoblación y la que presenta la falta de inversión en agua urbana (especialmente, fuera de las grandes ciudades). Para ambos problemas, que al final son uno sólo (la gestión de los servicios) es necesario adoptar medidas urgentes, antes de que sea demasiado tarde. Artículo de José Antonio Rodríguez de la Cruz publicado en Iagua.es

Despoblación y agua, parecidos razonables

Hace unos meses escribía un artículo que, sin duda, ha sido el que más éxito ha tenido de todos los que he redactado para este blog. Su título “Las Confederaciones Hidrográficas salvarán a la España vacía” es toda una declaración de intenciones en cuanto a la “unidad” necesaria para afrontar este asunto, que ha de ser uno en los que más se impliquen las políticas públicas que aplique el próximo Gobierno de España.

La necesidad de aplicar una visión de conjunto y partir de la base de que no existen soluciones únicas, ni cerradas, es esencial a la hora de abordar el tema. Las distintas reflexiones que me llevaron a escribir el artículo, proceden en su mayoría del TFM que realicé para el Máster Internacional en Empresa y Políticas Públicas, que tiene por título “Despoblación en España: Servicios, Infraestructuras, Política y Sociología”.

Desde entonces hasta ahora, se han sucedido un gran número de manifestaciones relacionadas con este tema, destacando sobremanera la acaecida en Madrid el 31 de marzo de 2019, que se dio en denominar la “Revuelta de la España Vaciada”. Ni la lluvia de aquel domingo de inicios de la primavera, impidió que un gran número de personas provenientes de todos los rincones del país, reivindicaran las mismas condiciones para vivir en su tierra (o la de sus padres o abuelos) que las existentes en todos los demás rincones de la nación.

Tras dos elecciones generales seguidas (¡otra vez!), Teruel Existe ha dado la sorpresa, no sólo por haber conseguido un escaño en el Congreso de los Diputados y dos en el Senado, sino por haber sido la opción política más votada en su circunscripción, añadiendo un nuevo e inédito color al mapa electoral de España.

El éxito de esta formación, hace que empiecen a escucharse rumores, ya sean ciertos o no, de que es posible que otras agrupaciones que representan a provincias despobladas como Soria ¡Ya! u otros de provincias como por ejemplo Cuenca o Zamora, se presenten a las próximas generales, sean cuando sean. En este barullo de movilizaciones, reivindicaciones y análisis de igualdades y desigualdades, hay quien empieza a preguntarse por el papel que han supuesto las CC.AA. en la despoblación de algunas de las provincias que integran.

Incluso está en cuestión la articulación de dichos territorios en su configuración actual. Valdría por ejemplo el caso de León, para la que se barajaron (y aún se siguen hablando de esto) distintas opciones para darle cabida en el Estado de las autonomías: una comunidad propia uniprovincial, una astur-leonesa, una uniéndose a Zamora y Salamanca o la que finalmente se decidió que es como está ahora.

Pero todo esto es “música” y con ello no quiero decir que lo que acabo de mencionar no tenga su relevancia, sino que, al final discutimos con que si “son algos o si son podencos” y nos olvidamos de lo importante, que es vertebrar el territorio y hacer que cualquier persona tenga, de forma efectiva, el acceso a los mismos servicios, se encuentre donde se encuentre.

En una época en la que todo está conectado y que los avances han hecho que disfrutemos en nuestro día a día de cosas increíbles, no tiene ningún sentido que por barreras administrativas, unos territorios se desarrollen más que otros. Y esto vale para despoblación y vale también para agua, con lo que conectaré más adelante.

A la hora de estudiar la despoblación en España, yo siempre lo hago desde la perspectiva del mapa que ha confeccionado la iniciativa Serranía Celtibérica y que sirve para ilustrar, en este caso a nivel Europa, el encabezamiento de este artículo. Lo que queda visto con éste, es que las zonas despobladas no entienden de límites provinciales ni autonómicos, y es de ahí su relación con las Confederaciones Hidrográficas. Igual que hay un asentado concepto de “Unidad de Cuenca” que todo el mundo reconoce y eso hace que todo lo que tenga que ver con un cauce principal esté centralizado en una única entidad, con rango de Organismo Autónomo, es perfectamente factible equipararlo con lo que sería la “Unidad de Zona Despoblada”, que iría ligado no a un cauce sino a una zona continua donde la densidad de población sea especialmente baja.

Desde esta equiparación y posible comparación entre la situación del agua en España y por dónde podrían ir los tiros de unas posibles soluciones –o inicio de las mismas para la despoblación-, caben al menos y sin ánimo de ser exhaustivo, las siguientes ideas:

  • Colaboración de las distintas administraciones. Fundamental. Ahora mismo hay distintos Comisionados frente al Reto Demográfico (o nombres similares) además del estatal, cada comunidad autónoma tiene el suyo, o una Dirección General o similar integrando en alguna consejería. Pero si no hay comunicación entre ellos, la cosa no funciona. Esto es equiparable a algunas situaciones que se dan respecto al agua cuando confederaciones, diputaciones, comunidades y Estado no logran entenderse.
  • En las zonas con bajas densidades de población, es necesario invertir; sin inversión no hay desarrollo. Pero para invertir, hay que saber cómo financiar. Buscar soluciones imaginativas de financiación, será clave para el éxito de este punto.
  • Avanzar hacia estrategias comarcales, supramunicipales, mancomunadas, etc. Difícilmente los municipios pequeños y con muy poca población conseguirán la fuerza necesaria para lograr sus objetivos, siendo el principal, mantenerse a flote y ser un lugar atractivo para vivir. Sólo así se conseguirán unidades de gestión de tamaño adecuado que haga viable técnica, económica y ambientalmente, en cada zona, el servicio de agua urbana. En definitiva, la búsqueda de economías de escala es necesaria.
  • Contar con la opinión de las personas expertas. Se necesita un gran abanico de profesionales para hacer un correcto análisis de la situación y de las posibles soluciones. Sin duda la ingeniería será clave para la cohesión territorial, las comunicaciones y el mantenimiento de los servicios, pero profesionales de todas las categorías y especialidades se necesitan para sacar adelante cualquier proyecto.
  • Aplicar I+D+i para que innovación y nuevas tecnologías lleguen a las áreas rurales de la misma manera que ya se hace en las grandes urbes.
  • Enfatizar el respeto por el medio ambiente y la lucha contra el cambio climático, en los nuevos modelos territoriales a desarrollar.
  • Dar cabida a iniciativas de todo tipo, contando con las empresas y los individuos, más allá de lo que pueda lanzar y aportar la propia Administración.
  • Políticas públicas que favorezcan todo lo anterior; en definitiva, voluntad política comprometida con las zonas más despobladas y sus servicios.

Comparando estas propuestas con algunas de las que se proponen para el sector del agua urbana, se ve que van en una línea muy similar.

La despoblación es un hecho que afecta a buena parte de Europa, como se puede ver en la imagen que ilustra la cabecera de este texto, pero es especialmente intensa en España. Tal es así que en la COP25 que se celebra en nuestro país bajo la presidencia de Chile en los días en que se publica este artículo, se ha hablado también de despoblación y desarrollo rural, ya que el campo es clave para el medio ambiente.

La forma en que están distribuidos los habitantes por regiones y éstos dentro de cada región, hace que los servicios básicos, desde el agua urbana a todos los demás, tengan más o menos dificultades a la hora de mantenerlos. Dentro del escenario de la COP25, recuerdo una charla de la Consejera de Infraestructuras y Movilidad de la Xunta de Galicia, que se centraba precisamente en el servicio de aguas, de la dificultad adicional que supone el hecho que Galicia tenga la mayoría de su población concentrada en la costa, pero que, como es lógico, haya que prestar el mismo servicio de calidad en las urbes que en las zonas rurales del interior de la comunidad gallega.

En definitiva, seguramente será porque en el día a día trabajo en temas de agua, lo que me ha llevado a establecer claros paralelismos -aquí he expuesto unas breves notas- entre la problemática que presenta la despoblación y la que presenta la falta de inversión en agua urbana (especialmente, fuera de las grandes ciudades). Para ambos problemas, que al final son uno sólo (la gestión de los servicios) es necesario adoptar medidas urgentes, antes de que sea demasiado tarde.

Artículo de José Antonio Rodríguez de la Cruz publicado en Iagua.es

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