“La ganadería intensiva tiene consecuencias nefastas para el mundo rural”

La Plataforma Stop Ganadería Industrial critica que este modelo contamina las aguas y los suelos e impulsa la despoblación


“La ganadería intensiva tiene consecuencias nefastas para el mundo rural”

“Las comunidades rurales estamos sufriendo el impacto de la ganadería intensiva. Es un modelo altamente contaminante para el agua y la tierra que está poniendo en peligro nuestro futuro. Tiene consecuencias nefastas para el mundo rural”. Rosa Diez Tagarro ha puesto voz este martes en la Cumbre del Clima a uno de los problemas menos escuchados de la España vacía: los efectos de este tipo de explotaciones para los vecinos. Diez procede de Loporzano, un pueblo de poco más de 500 habitantes situado en Huesca, y ejerce como portavoz de la plataforma Stop Ganadería Industrial, que aglutina a más de 40 entidades de toda España que alertan sobre este modelo. El Gobierno de Aragón, por su parte, admite que hay “zonas con sobrecarga ganadera por exceso de nitrógeno procedente de la actividad ganadera”, pero destaca que cada vez se exige más control y que el sector porcino aporta el 3,5% del PIB aragonés (1.624 millones de euros).

La plataforma nació en 2017 a partir de la resistencia rural. “Vivo en una comarca en la que hay un millón de cerdos, tocamos a 15 por persona. Una quinta parte de la población aragonesa está expuesta a agua contaminada debido a los purines [residuos] de la ganadería industrial. Tenemos más de 100 municipios considerados zonas contaminadas por nitratos, y esto afecta a casi la totalidad de masas de agua”, ha señalado Diez Tagarro en la charla Justicia alimentaria, ganadería industrial y cambio climático. “España abraza este modelo cuando en el resto de Europa se conocen los impactos medioambientales que conlleva. Es un modelo que está destruyendo empleo y generando trabajo precario, que requiere mucha agua y contamina el medio ambiente, pone en peligro nuestra salud. Tiene muchas consecuencias negativas”, ha añadido.“En Aragón estamos viendo un agravamiento de la despoblación desde 2010, precisamente cuando empieza el boom de la ganadería industrial”, ha concluido.

Preguntada sobre esta cuestión, una portavoz de la Consejería de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente de Aragón ha señalado que el Ejecutivo ha declarado zonas con exceso de nitrógeno por actividad ganadera, “donde no se podrán ampliar o construir nuevas granjas”. Además, “se han ampliado las consideradas como zonas vulnerables a la contaminación de las aguas por nitratos procedentes de fuentes agrarias, donde la Administración eleva las exigencias para garantizar que las prácticas agrarias sean respetuosas con el medioambiente”.

En cualquier caso, el Gobierno regional ha explicado que hay 3.900 explotaciones de porcino en la comunidad aragonesa que crían 13 millones de cerdos al año (el 25% del total nacional) y generan 11.000 puestos de trabajo directos e indirectos. “Estas explotaciones contribuyen al desarrollo rural y al asentamiento de la población”, ha defendido la portavoz.

Los datos provisionales del sector porcino del Ministerio de Agricultura muestran que el año pasado se sacrificaron 52,4 millones de cerdos, hasta las 4,52 millones de toneladas de carne, cifras que nos mantienen en la cuarta posición mundial, tan solo por detrás de China, Estados Unidos y Alemania. Sin embargo, según datos del Ministerio de Agricultura, el consumo de carne -de todo tipo- retrocede un 2,6% en España, alcanzando los 2.114 millones de kilos. Así, en 2017 se consumieron 47,60 kilos de carne por persona y año, mientras que en 2018 se redujeron a 46,19 kilos.

Pablo Manzano, consultor ambiental de ganadería y medioambiente e investigador de la Universidad de Helsinki, ha apuntado en la charla que “desde un punto de vista climático la ganadería industrial utiliza muchos más combustibles fósiles, que son los que tienen más impacto en el clima a largo plazo”. Así, el metano de las ventosidades de los rumiantes se queda unos diez años en la atmósfera, mientras que el CO2 de los combustibles fósiles permanece durante siglos. Además, tiene otras consecuencias, “como la deforestación de bosques enteros para plantar soja con los que alimentar a los animales, que también contribuye al calentamiento global”.

Mientras, Daniel González, de Ecologistas en Acción, ha señalado que el modelo ganadero industrial “está en la base del cambio climático, por eso un primer paso sería analizar este modelo para intentar revertir la situación”. González, coordinador de la campaña Stop Ganadería Industrial, ha alertado de que “muchas de las emisiones que genera este modelo ganadero están encubiertas en otros sectores”, por lo que ha instado a repensar el sistema alimentario. Según datos del Ministerio de Transición Ecológica, la ganadería es responsable del 8% de las emisiones de gases de efecto invernadero en España, pero esta estadística no computa emisiones asociadas a este sector como las de energía o transporte.

Teresa Ribera, ministra de Transición Ecológica, se ha referido a la cuestión este miércoles: “Tenemos que reforzar la capacidad de seguimiento de la incidencia en bienes básicos como la calidad de nuestros suelos, de nuestras aguas superficiales y subterráneas, la calidad de nuestro aire”, ha explicado, aunque los controles siempre son más sencillos “cuando hay una demanda social, porque siempre es más fácil activar políticas que significan cambios cuando hay una compresión y una complicidad de la sociedad”.

 

Fuente: El PAIS. Autor: Miguel Angel Medina. Fotografía de Alvaro García

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