En las últimas horas han surgido iniciativas en Canfranc, Villanúa, Broto o Fiscal para hacer más llevadero el aislamiento, sobre todo a los mayores.
La red de solidaridad arrancó incluso antes de que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, compareciera para concretar las medidas del estado de alarma por el coronavirus. Instituciones y sobre todo pequeños empresarios y voluntarios se han puesto las pilas para aliviar el confinamiento de algunos conciudadanos, sobre todo la gente mayor. En el medio rural ya han surgido iniciativas para llevarles a casa el pan y otros alimentos, los medicamentos e incluso dinero.
Ángel Terrén , panadero de Villanúa, ha sido uno de los primeros. El sábado lanzó en las redes sociales el siguiente mensaje: “Desde hoy voy a hacer reparto a domicilio a todas las personas mayores o familias que estén confinadas en casa que me lo pidan de Villanúa, Canfranc, Aratonés, Borau, Aísa y Esposa“. Eso sí, solo “de primera residencia”. “Les llevaré el pan a su casa, lo dejaré en la puerta (para que no haya contacto físico) y luego, cuando pase todo este temporal, ya hablaremos de cómo se hace el pago”, cuenta.
El sábado, cuando la gente iba a comprar a su panadería, a los clientes de más edad ya les dio la tarjeta con su número de teléfono. “Les he dicho que no vinieran, que a mí no me cuesta nada llevárselo”. El servicio se limita a los vecinos habituales. “Villanúa este fin de semana ha estado petado de gente. No sé qué hacían aquí”, comenta. Cree que es una irresponsabilidad tomarse las medidas de aislamiento como si fueran unas vacaciones y reconoce que “dos o tres broncas ya he echado”. Otra cosa es que ya se queden, si tienen una segunda residencia, se aíslen y no vuelvan a la ciudad.
Terrén tiene muchos clientes entre los bares y restaurantes, por lo que estos días sabe que perderá dinero. “No saco ni para la luz, pero tengo que seguir dando servicio.Lo mismo con esta iniciativa, porque tendré que moverme con la furgoneta, pero me da igual. Hay que estar con la gente a las duras y a las maduras”.
Este panadero se ha puesto las pilas desde el principio. El fin de semana, en su tienda, situada en la travesía de Villanúa, atendía solo por la ventana, donde colocó un plástico como medida de precaución para no contagiarse ni contagiar a los clientes.
No es el único empresario local del medio rural que se ha ofrecido a llevar los alimentos a casa a los vecinos más vulnerables. El Comercio Bellosta ofrece “solo para los habitantes de Fiscal” un servicio de entrega a domicilio de todos los productos disponibles en la tienda. Es negocio con hostal, restaurante, bar y supermercado, que estos días se va a ver muy limitado por las medidas decretadas por el Gobierno, de forma que Miguel Bellosta ha pensado que los trabajadores puedan dedicarse a hacer esta tarea. “Los clientes hacen el pedido a través del whatsapp o por teléfono y así se evitan desplazamientos”, explica el dueño del Hostal Río Ara y el Comercio Bellosta. Un servicio a domicilio, como el de las grandes superficies en las ciudades, pero más personalizado.
En su caso va a más, ya que incluso lleva dinero a los clientes. “Justo han cerrado la oficina de Ibercaja y estamos sin entidades bancarias. Si necesitan efectivo, tenemos una aplicación para sacar dinero, de manera que a la vez que hacen la compra, también les damos dinero por si lo necesitan para el panadero o u otros productos que se suelen pagar en metálico”, cuenta el empresario de Fiscal.
Miguel Bellosta estaba en casa el domingo y al ver la que se avecinaba pensó con su mujer en qué harían los próximos días con el negocio. “Lo primero es la salud, pero tenemos la tienda llena, todo preparado para Semana Santa”. Entonces recordó la actividad de reparto a domicilio de su abuelo hace décadas. “Mi abuelo iba casa por casa vendiendo. Es volver a las sinergias de antes. Y ayudarnos entre todos”.
El tiene que cerrar el hostal, el bar y el restaurante, pero podría mantener abierto el super y el estanco. No obstante, dice, “no lo voy a hacer, porque no voy a poner en riesgo mi salud ni la de mis trabajadores. Lo más fácil sería tener la tienda abierta, pero precisamente por ser consecuentes con el aislamiento lo que haremos será llevar los productos a casa. Aquí hay 11 pueblos y todos nos conocemos. Puedes dejar la compra en el patio, que te lo paguen luego, dejar el dinero en un sobre…”.
Iniciativas como esta proliferan en las últimas horas. En el vecino municipio de Broto, el Comercio Bardají va a hacer lo mismo. “A puerta cerrada, cualquier cosa que la gente necesite y nos encargue se les llevará”, comenta Javier Bardají, dueño de este establecimiento multiservicio donde también tiene producto fresco.
Pero no parten solo de los pequeños empresarios locales. También el voluntariado quiere jugar su papel. Canfranc ha puesto en marcha un servicio para cubrir las necesidades de las personas mayores u otros colectivos de riesgo que consiste en hacerles la compra de alimentos y medicamentos o cubrir otras necesidades. Se trata de evitar que salgan de casa y se expongan al contagio. La iniciativa está en manos de un grupo de voluntarios, que ya llega a la veintena, y coordinada por la Oficina de Turismo de Canfranc, que estos días estará cerrada al público.
Los voluntarios han hablado con el médico para que su actuación sea correcta desde el punto de vista sanitario, siguiendo un protocolo, como lavarse las manos antes y después de ir a por el dinero y la lista de la compra, y cuando lleven los alimentos a los ancianos; quedarse a 1,5 metros de distancia de la persona a la que van a ayudar; recordarles que tienen que lavarse las manos; y si alguno de los voluntarios tiene algún síntoma, aunque no sea coronavirus (catarro normal, por ejemplo), ir con mascarilla.
La idea, por novedosa, ha gustado en otras localidades y el alcalde de Canfranc. Fernando Sánchez, ha recibido llamadas de otros ayuntamientos para hacer algo similar.
En Biscarrués, por ejemplo, los vecinos ayudarán a que el confinamiento no suponga ningún problema a los mayores cuando necesiten productos de compra, libros de la biblioteca u otro tipo de ayudas. Basta que llamen a un teléfono (606 34 09 51) y se lo llevan a la puerta de su casa.
Se han ofrecido a dar una vuelta por las casas para comprobar que todo está bien. “Llamaremos a los timbres y por los balcones nos aseguraremos de que todo va bien. Así tejemos una red de solidaridad. Entre todos podemos ayudarnos a superar esta situación”, comenta la concejala Lola Giménez.
Fuente: El Heraldo de Aragón