La sociedad dará la espalda de nuevo a la cadena alimentaria, me temo

Muchas de las oportunidades que se generan en el mundo llegan después de los golpes inesperados a la que es sometida nuestra sociedad.  Este golpe terrible es ahora, y aún durante algún tiempo, la propagación incontrolable de la pandemia del coronavirus o Covid-19. Aunque se tendrá que reflexionar todavía bastante sobre este suceso, algunas conclusiones parecen ya evidentes, la primera de ellas es el gran trabajo, abnegación y sacrificio de nuestros profesionales -y aspirantes- sanitarios para intentar frenar la expansión del Covid-19 sobre la población. Queda claro. El segundo, y no por ello menos importante, es el paso al frente de toda la cadena agroalimentaria (productores y cooperativas agrarias, industria de transformación y comercio y distribución mayorista y minorista, enlazados todos ellos por la logística del almacenamiento y el transporte) para garantizar un suministro lo más fluido posible de alimentos y bebidas a unos habitantes en régimen estricto de confinamiento. Y, en tercer lugar, también importante, es el trabajo innegable que desarrollan las empresas abastecedoras de servicios básicos esenciales para nuestra sociedad, como los energéticos (electricidad, combustible…), los de abastecimiento de agua, limpieza y recogida de residuos, los tecnológicos (telefonía fija y móvil, Internet…etc.) y los financieros. Como lo que nos toca es referirnos a nuestro sector agroalimentario, aquí nos quedamos. En estos últimos días, Gobierno, oposición política, Comisión Europea, Parlamento Europeo y otras instituciones han destacado el papel estratégico, básico, esencial,…etc., que está teniendo la cadena de suministro agroalimentario en esta desgraciada crisis sanitaria que nos ha tocado vivir, con derivadas sociales y económicas muy graves en el corto plazo. Empezando, cómo no, por su primer (o último, según se mire) eslabón: agricultores, ganaderos y pescadores que, con su actividad productiva, permiten que el resto de los eslabones de la cadena “funcione”. No nos engañemos: todos los agentes de la cadena de suministro alimentario son imprescindibles, nadie lo niega y por eso existen, pero es indudable que unos lo son más que otros.

El agroalimentario es uno de los sectores de actividad que no ha parado durante todo este tiempo aciago de crisis sanitaria, porque es obvio que las personas necesitamos comer y beber una o varias veces al día. Tan necesario como el aire que respiramos. Pero, no nos engañemos, cuando esto pase el sistema alimentario pasará a un cuarto o quinto puesto de prioridad para los ciudadanos y seguirán dándonos palos. Deseo que no sea así, pero me temo que o se produce un cambio de paradigma o el conjunto de la sociedad y de los políticos, seguirán ninguneando a los operadores del mundo alimentario.

Mi duda es si seguirán actuando los de siempre como siempre, poniendo palos o piedras en las ruedas del desarrollo de la actividad primaria, como, por ejemplo, presionando sin argumentos serios para que se establezcan mayores requisitos legales y burocráticos a cumplir, con no sé qué intención. O también pienso mucho estos días si la UE seguirá con la idea de recortar fondos de la PAC sin más, cuando se ha demostrado el valor estratégico del sector agrario en momentos como el que estamos viviendo. Los productores de alimentos los hacen cada día más saludables y respetando el medio ambiente, la seguridad alimentaria y el bienestar animal, todo lo posible, porque es su negocio y les va mucho en hacerlo bien. Que se puede hacer mejor, sí, pero el sector ya está trabajando en hacer cada día mejor las cosas y sobre todo, aunque muchos lleven ya tiempo solo pendientes de poder sobrevivir económicamente, porque su modelo tradicional/familiar no se sostiene. Aprender la lección Tendremos que esperar para ver si se reflexiona y se aprende la lección que va a dejar, que ya está dejando, el coronavirus en nuestra sociedad. De partida, como digo no somos nada optimistas, porque la capacidad de olvido y de pasar página es casi inherente a la condición humana para continuar existiendo. Y más cuando lo que se quiere es olvidar hechos y sucesos tan luctuosos, como los que estamos padeciendo como víctimas, lamentablemente unas más que otras, sin duda, durante esta crisis sanitaria. El compromiso y la responsabilidad del sector agroalimentario para mantener su actividad productiva y seguir abasteciendo de alimentos a la población no le ha librado de ser también uno de los damnificados de la crisis del Covid-19. El cierre por el obligado confinamiento de la población ha llevado a la clausura temporal de muchos negocios (hoteles, restaurantes, bares, comedores colectivos e institucionales…etc.) en los que la alimentación tiene un peso muy importante. El aplazamiento o suspensión de eventos festivos, laborales, religiosos y culturales (Fallas, Semana Santa, congresos, jornadas…etc.), así como la limitación extrema del tránsito de personas a todos los niveles, con gravísima afección en el turismo nacional y en el transporte, han contribuido también a añadir más leña al fuego de este daño que está soportando una parte de nuestro sector agroalimentario.

Por ahora, las producciones más afectadas por la contracción de la demanda de consumo, derivada del confinamiento de la población y el cierre de negocios, sobre todo en el canal Horeca, son las de la carne de cordero y  cabrito, el porcino (cochinillos) y, en menor medida, pero también, todo el resto de carnes y de pescados y mariscos, las frutas y hortalizas (sobre todo frutos rojos, debido a la falta de mano de obra agrícola foránea para su recogida) y, por descontado, el sector de flores y plantas ornamentales, que ha dado por perdida ya un 80% de su facturación y está pidiendo a gritos un rescate financiero para poder salir adelante. También se ven afectados otros productos por la caída de la demanda, como el vino, la cerveza, las bebidas espirituosas, el foie gras y el conjunto de alimentos de alto valor añadido, cuya distribución y consumo principal se realiza a través de la restauración.

Medidas paliativas ¿Cuáles son las medidas que se han puesto ya en marcha? Por el momento, desde el Gobierno se está tratando de que no se interrumpa la cadena de suministro y abastecimiento agroalimentario, que no es poco, con decisiones como permitir que pueda continuar la actividad de producción de alimentos y bebidas y de insumos y servicios esenciales para la actividad agraria (piensos para animales, maquinaria agrícola, talleres de reparación, fitosanitarios, fertilizantes, semillas, productos veterinarios…), su transporte y comercialización;  la regulación de la seguridad sanitaria en el traslado de trabajadores a las fincas agrícolas;  establecer garantías para el transporte por carretera y por otros medios de mercancías y bienes agroalimentarios, así como su normal distribución y venta en supermercados, etcétera. En el último Consejo de Ministros (virtual) de Agricultura, el comisario europeo, Janusz Wojciechowski, enumeró de forma concisa las medidas que ya están o que se irán poniendo en marcha. Son las siguientes: 1) Ampliación del plazo de presentación de las solicitudes de ayuda de la PAC: la nueva fecha límite para la presentación de solicitudes será el 15 de junio de 2020 (en lugar del 15 de mayo), lo que amplía el margen de que disponen los agricultores para cumplimentar sus solicitudes. La Comisión está trabajando en los trámites legales necesarios para aplicarla en todos los Estados miembros. 2) Aumento de la ayuda estatal: con arreglo al Marco Temporal relativo a las medidas de ayuda de Estado, recientemente adoptado, los agricultores pueden beneficiarse de una ayuda máxima de 100.000 euros por explotación agrícola, y las empresas de transformación y comercialización de alimentos pueden beneficiarse de un máximo de 800.000 euros.

Este importe puede complementarse con la ayuda “de minimis”, una ayuda nacional específica del sector agrícola, que puede concederse sin la aprobación previa de la Comisión. Recientemente, el límite máximo de esta ayuda se elevó a 20.000 € (hasta 25.000 € en casos específicos). Esto significa que la ayuda nacional total que puede concederse por explotación agraria asciende a 120.000€ (o a 125.000€) con arreglo al Marco Temporal.

¿Pedirán algunos sectores agrarios más damnificados por la actual crisis sanitaria del Covid-19 estas ayudas estatales? ¿Se planteará el MAPA su concesión? 3) Flujo continuo de productos alimenticios en toda la UE: la Comisión está colaborando estrechamente con los Estados miembros para garantizar el funcionamiento del mercado único de mercancías, a través de “carriles verdes”, que son trazados en función de pasos fronterizos clave designados, y estarán sometidos a controles de no más de 15 minutos. Ahora se concede el paso a todas las mercancías, incluidos los productos agroalimentarios. El problema aquí es que no todos los países parecen estar cooperando de la misma forma para facilitar el tránsito por sus fronteras de los productos de primera necesidad. Wojciechowski señaló que, ante esta crisis sanitaria sin precedentes, está dispuesto a adoptar nuevas medidas cuando sean necesarias y que se continuará supervisando lo que vaya sucediendo en los mercados agrícolas y en el comercio de productos agroalimentarios. Sobre la mesa, los ministros de Agricultura y Pesca de los Estados miembros desgranaron una serie de demandas adicionales y complementarias a las medidas adoptadas para dar respuesta al sector ante la crisis del coronavirus. Entre ellas,  la simplificación o la derogación de ciertos procedimientos de las ayudas PAC, como por ejemplo, la flexibilización de los controles sobre el terreno o exenciones temporales en los requisitos de “ecologización”; la modificación o reprogramación de los Programas de Desarrollo Rural; la presentación de informes o el cumplimiento de las obligaciones a realizar por los beneficiarios. También plantearon considerar el coronavirus como una “fuerza mayor” para evitar penalizar a los beneficiarios que no puedan cumplir con todas las obligaciones, dando mayor flexibilidad en la aplicación de medidas de la PAC y en la transferencia de fondos aprobados entre medidas y programas, así como facilitar los pagos anticipados de las ayudas, previos incluso a la realización de controles, y activar las medidas de intervención y de crisis previstas ya en el Reglamento de la Organización Común de Mercados Agrícolas (OCMA), ampliando incluso la lista de productos elegibles. Para el comisario de Agricultura, todo esto tendrá un coste presupuestario que habrá que determinar.

En Pesca, los Estados miembros propusieron para evitar un grave deterioro de la estructura pesquera y acuícola una mayor flexibilidad, modificando temporalmente el marco de actuación del Fondo Europeo Marítimo y de Pesca (FEMP), simplificando los procedimientos de reprogramación y relajando los límites máximos actuales, así como permitiendo la compensación por el cese temporal de las actividades pesqueras, sin las restricciones actuales, y liberando la ayuda al almacenamiento.

Ampliación de restricciones Por último, se ha publicado el Real Decreto-ley 10/2020, de 29 de marzo, por el que se regula un permiso retribuido recuperable para las personas trabajadoras por cuenta ajena que no presten servicios esenciales, con el fin de reducir la movilidad de la población en el contexto de la lucha contra el COVID-19. El anexo del decreto incluye una relación de personas trabajadoras a las que no resulta de aplicación el permiso retribuido recuperable. Estas son de las 40 excepciones, las que afectan de forma directa o indirecta a la cadena alimentaria: 2. A las personas trabajadoras en las actividades que participan en la cadena de abastecimiento del mercado y en el funcionamiento de los servicios de los centros de producción de bienes y servicios de primera necesidad, incluyendo alimentos, bebidas, productos higiénicos, medicamentos, productos sanitarios o cualquier producto necesario para la protección de la salud, permitiendo la distribución de los mismos desde el origen hasta el destino final. 3. A las personas trabajadoras de las actividades de hostelería y restauración que prestan servicios de entrega a domicilio. 4. A las personas trabajadoras de todas las actividades productivas del sector industrial manufacturero y, en especial, las del sector químico, los sectores de fabricación de medicamentos y farmacia, del sector de la alimentación y bebidas, los subsectores del textil, el vidrio, el tabaco, los productores de bienes de equipo y los sectores de la cadena de valor de fabricación de todo tipo de tecnología sanitaria, material médico, equipos de protección, equipamiento sanitario y hospitalario, los sectores de producción de pasta, papel, cartón o celulosa, así como aquellas otras actividades conexas que ofrezcan los suministros, equipos, materiales, materias primas o servicios profesionales necesarios para el correcto desarrollo de dichas actividades.

5. A las personas trabajadoras en las actividades que deban prestar los servicios de transporte, tanto de personas como de mercancías, que se continúen desarrollando desde la declaración del estado de alarma, así como de aquéllas que deban asegurar el mantenimiento de los medios empleados para ello, al amparo de la normativa aprobada por la Autoridad Competente y las Autoridades Competentes Delegadas desde la declaración del estado de alarma.

32. A las personas que presten servicios presenciales imprescindibles para el despacho aduanero, los de vigilancia aduanera y los realizados para el desempeño de los servicios críticos necesarios para la aplicación del sistema tributario. 35. A las personas que trabajan en la distribución y entrega de productos adquiridos en el comercio por internet, telefónico o correspondencia. 40. Serán excepcionadas de la paralización de actividades no esenciales, aquellas actividades realizadas por empresas dirigidas a salvaguardar la seguridad de las personas y el medioambiente, la sanidad animal, la seguridad de las minas, prevención y extinción de incendios, así como las dirigidas a la búsqueda y rescate de personas. Esperemos que las nuevas medidas hagan su efecto y el virus remita lo antes posible, para que podamos retomar nuestra actividad diaria, tan necesaria para poder desarrollar medidas que favorezcan la competitividad de nuestro sistema alimentario, sobre todo la de algunos eslabones como es la restauración, que va a ser terriblemente perjudicado en esta semanas de confinamiento. Artículo de Ricardo Migueláñez publicado en Qcom.es
 

La sociedad dará la espalda de nuevo a la cadena alimentaria, me temo

Muchas de las oportunidades que se generan en el mundo llegan después de los golpes inesperados a la que es sometida nuestra sociedad.  Este golpe terrible es ahora, y aún durante algún tiempo, la propagación incontrolable de la pandemia del coronavirus o Covid-19.

Aunque se tendrá que reflexionar todavía bastante sobre este suceso, algunas conclusiones parecen ya evidentes, la primera de ellas es el gran trabajo, abnegación y sacrificio de nuestros profesionales -y aspirantes- sanitarios para intentar frenar la expansión del Covid-19 sobre la población. Queda claro.

El segundo, y no por ello menos importante, es el paso al frente de toda la cadena agroalimentaria (productores y cooperativas agrarias, industria de transformación y comercio y distribución mayorista y minorista, enlazados todos ellos por la logística del almacenamiento y el transporte) para garantizar un suministro lo más fluido posible de alimentos y bebidas a unos habitantes en régimen estricto de confinamiento.

Y, en tercer lugar, también importante, es el trabajo innegable que desarrollan las empresas abastecedoras de servicios básicos esenciales para nuestra sociedad, como los energéticos (electricidad, combustible…), los de abastecimiento de agua, limpieza y recogida de residuos, los tecnológicos (telefonía fija y móvil, Internet…etc.) y los financieros.

Como lo que nos toca es referirnos a nuestro sector agroalimentario, aquí nos quedamos. En estos últimos días, Gobierno, oposición política, Comisión Europea, Parlamento Europeo y otras instituciones han destacado el papel estratégico, básico, esencial,…etc., que está teniendo la cadena de suministro agroalimentario en esta desgraciada crisis sanitaria que nos ha tocado vivir, con derivadas sociales y económicas muy graves en el corto plazo. Empezando, cómo no, por su primer (o último, según se mire) eslabón: agricultores, ganaderos y pescadores que, con su actividad productiva, permiten que el resto de los eslabones de la cadena “funcione”. No nos engañemos: todos los agentes de la cadena de suministro alimentario son imprescindibles, nadie lo niega y por eso existen, pero es indudable que unos lo son más que otros.

El agroalimentario es uno de los sectores de actividad que no ha parado durante todo este tiempo aciago de crisis sanitaria, porque es obvio que las personas necesitamos comer y beber una o varias veces al día. Tan necesario como el aire que respiramos. Pero, no nos engañemos, cuando esto pase el sistema alimentario pasará a un cuarto o quinto puesto de prioridad para los ciudadanos y seguirán dándonos palos. Deseo que no sea así, pero me temo que o se produce un cambio de paradigma o el conjunto de la sociedad y de los políticos, seguirán ninguneando a los operadores del mundo alimentario.

Mi duda es si seguirán actuando los de siempre como siempre, poniendo palos o piedras en las ruedas del desarrollo de la actividad primaria, como, por ejemplo, presionando sin argumentos serios para que se establezcan mayores requisitos legales y burocráticos a cumplir, con no sé qué intención. O también pienso mucho estos días si la UE seguirá con la idea de recortar fondos de la PAC sin más, cuando se ha demostrado el valor estratégico del sector agrario en momentos como el que estamos viviendo.

Los productores de alimentos los hacen cada día más saludables y respetando el medio ambiente, la seguridad alimentaria y el bienestar animal, todo lo posible, porque es su negocio y les va mucho en hacerlo bien. Que se puede hacer mejor, sí, pero el sector ya está trabajando en hacer cada día mejor las cosas y sobre todo, aunque muchos lleven ya tiempo solo pendientes de poder sobrevivir económicamente, porque su modelo tradicional/familiar no se sostiene.

Aprender la lección

Tendremos que esperar para ver si se reflexiona y se aprende la lección que va a dejar, que ya está dejando, el coronavirus en nuestra sociedad. De partida, como digo no somos nada optimistas, porque la capacidad de olvido y de pasar página es casi inherente a la condición humana para continuar existiendo. Y más cuando lo que se quiere es olvidar hechos y sucesos tan luctuosos, como los que estamos padeciendo como víctimas, lamentablemente unas más que otras, sin duda, durante esta crisis sanitaria.

El compromiso y la responsabilidad del sector agroalimentario para mantener su actividad productiva y seguir abasteciendo de alimentos a la población no le ha librado de ser también uno de los damnificados de la crisis del Covid-19. El cierre por el obligado confinamiento de la población ha llevado a la clausura temporal de muchos negocios (hoteles, restaurantes, bares, comedores colectivos e institucionales…etc.) en los que la alimentación tiene un peso muy importante.

El aplazamiento o suspensión de eventos festivos, laborales, religiosos y culturales (Fallas, Semana Santa, congresos, jornadas…etc.), así como la limitación extrema del tránsito de personas a todos los niveles, con gravísima afección en el turismo nacional y en el transporte, han contribuido también a añadir más leña al fuego de este daño que está soportando una parte de nuestro sector agroalimentario.

Por ahora, las producciones más afectadas por la contracción de la demanda de consumo, derivada del confinamiento de la población y el cierre de negocios, sobre todo en el canal Horeca, son las de la carne de cordero y  cabrito, el porcino (cochinillos) y, en menor medida, pero también, todo el resto de carnes y de pescados y mariscos, las frutas y hortalizas (sobre todo frutos rojos, debido a la falta de mano de obra agrícola foránea para su recogida) y, por descontado, el sector de flores y plantas ornamentales, que ha dado por perdida ya un 80% de su facturación y está pidiendo a gritos un rescate financiero para poder salir adelante. También se ven afectados otros productos por la caída de la demanda, como el vino, la cerveza, las bebidas espirituosas, el foie gras y el conjunto de alimentos de alto valor añadido, cuya distribución y consumo principal se realiza a través de la restauración.

Medidas paliativas

¿Cuáles son las medidas que se han puesto ya en marcha? Por el momento, desde el Gobierno se está tratando de que no se interrumpa la cadena de suministro y abastecimiento agroalimentario, que no es poco, con decisiones como permitir que pueda continuar la actividad de producción de alimentos y bebidas y de insumos y servicios esenciales para la actividad agraria (piensos para animales, maquinaria agrícola, talleres de reparación, fitosanitarios, fertilizantes, semillas, productos veterinarios…), su transporte y comercialización;  la regulación de la seguridad sanitaria en el traslado de trabajadores a las fincas agrícolas;  establecer garantías para el transporte por carretera y por otros medios de mercancías y bienes agroalimentarios, así como su normal distribución y venta en supermercados, etcétera.

En el último Consejo de Ministros (virtual) de Agricultura, el comisario europeo, Janusz Wojciechowski, enumeró de forma concisa las medidas que ya están o que se irán poniendo en marcha. Son las siguientes:

1) Ampliación del plazo de presentación de las solicitudes de ayuda de la PAC: la nueva fecha límite para la presentación de solicitudes será el 15 de junio de 2020 (en lugar del 15 de mayo), lo que amplía el margen de que disponen los agricultores para cumplimentar sus solicitudes. La Comisión está trabajando en los trámites legales necesarios para aplicarla en todos los Estados miembros.

2) Aumento de la ayuda estatal: con arreglo al Marco Temporal relativo a las medidas de ayuda de Estado, recientemente adoptado, los agricultores pueden beneficiarse de una ayuda máxima de 100.000 euros por explotación agrícola, y las empresas de transformación y comercialización de alimentos pueden beneficiarse de un máximo de 800.000 euros.

Este importe puede complementarse con la ayuda “de minimis”, una ayuda nacional específica del sector agrícola, que puede concederse sin la aprobación previa de la Comisión. Recientemente, el límite máximo de esta ayuda se elevó a 20.000 € (hasta 25.000 € en casos específicos). Esto significa que la ayuda nacional total que puede concederse por explotación agraria asciende a 120.000€ (o a 125.000€) con arreglo al Marco Temporal.

¿Pedirán algunos sectores agrarios más damnificados por la actual crisis sanitaria del Covid-19 estas ayudas estatales? ¿Se planteará el MAPA su concesión?

3) Flujo continuo de productos alimenticios en toda la UE: la Comisión está colaborando estrechamente con los Estados miembros para garantizar el funcionamiento del mercado único de mercancías, a través de “carriles verdes”, que son trazados en función de pasos fronterizos clave designados, y estarán sometidos a controles de no más de 15 minutos. Ahora se concede el paso a todas las mercancías, incluidos los productos agroalimentarios. El problema aquí es que no todos los países parecen estar cooperando de la misma forma para facilitar el tránsito por sus fronteras de los productos de primera necesidad.

Wojciechowski señaló que, ante esta crisis sanitaria sin precedentes, está dispuesto a adoptar nuevas medidas cuando sean necesarias y que se continuará supervisando lo que vaya sucediendo en los mercados agrícolas y en el comercio de productos agroalimentarios.

Sobre la mesa, los ministros de Agricultura y Pesca de los Estados miembros desgranaron una serie de demandas adicionales y complementarias a las medidas adoptadas para dar respuesta al sector ante la crisis del coronavirus. Entre ellas,  la simplificación o la derogación de ciertos procedimientos de las ayudas PAC, como por ejemplo, la flexibilización de los controles sobre el terreno o exenciones temporales en los requisitos de “ecologización”; la modificación o reprogramación de los Programas de Desarrollo Rural; la presentación de informes o el cumplimiento de las obligaciones a realizar por los beneficiarios.

También plantearon considerar el coronavirus como una “fuerza mayor” para evitar penalizar a los beneficiarios que no puedan cumplir con todas las obligaciones, dando mayor flexibilidad en la aplicación de medidas de la PAC y en la transferencia de fondos aprobados entre medidas y programas, así como facilitar los pagos anticipados de las ayudas, previos incluso a la realización de controles, y activar las medidas de intervención y de crisis previstas ya en el Reglamento de la Organización Común de Mercados Agrícolas (OCMA), ampliando incluso la lista de productos elegibles. Para el comisario de Agricultura, todo esto tendrá un coste presupuestario que habrá que determinar.

En Pesca, los Estados miembros propusieron para evitar un grave deterioro de la estructura pesquera y acuícola una mayor flexibilidad, modificando temporalmente el marco de actuación del Fondo Europeo Marítimo y de Pesca (FEMP), simplificando los procedimientos de reprogramación y relajando los límites máximos actuales, así como permitiendo la compensación por el cese temporal de las actividades pesqueras, sin las restricciones actuales, y liberando la ayuda al almacenamiento.

Ampliación de restricciones

Por último, se ha publicado el Real Decreto-ley 10/2020, de 29 de marzo, por el que se regula un permiso retribuido recuperable para las personas trabajadoras por cuenta ajena que no presten servicios esenciales, con el fin de reducir la movilidad de la población en el contexto de la lucha contra el COVID-19.

El anexo del decreto incluye una relación de personas trabajadoras a las que no resulta de aplicación el permiso retribuido recuperable.

Estas son de las 40 excepciones, las que afectan de forma directa o indirecta a la cadena alimentaria:

2. A las personas trabajadoras en las actividades que participan en la cadena de abastecimiento del mercado y en el funcionamiento de los servicios de los centros de producción de bienes y servicios de primera necesidad, incluyendo alimentos, bebidas, productos higiénicos, medicamentos, productos sanitarios o cualquier producto necesario para la protección de la salud, permitiendo la distribución de los mismos desde el origen hasta el destino final.

3. A las personas trabajadoras de las actividades de hostelería y restauración que prestan servicios de entrega a domicilio.

4. A las personas trabajadoras de todas las actividades productivas del sector industrial manufacturero y, en especial, las del sector químico, los sectores de fabricación de medicamentos y farmacia, del sector de la alimentación y bebidas, los subsectores del textil, el vidrio, el tabaco, los productores de bienes de equipo y los sectores de la cadena de valor de fabricación de todo tipo de tecnología sanitaria, material médico, equipos de protección, equipamiento sanitario y hospitalario, los sectores de producción de pasta, papel, cartón o celulosa, así como aquellas otras actividades conexas que ofrezcan los suministros, equipos, materiales, materias primas o servicios profesionales necesarios para el correcto desarrollo de dichas actividades.

5. A las personas trabajadoras en las actividades que deban prestar los servicios de transporte, tanto de personas como de mercancías, que se continúen desarrollando desde la declaración del estado de alarma, así como de aquéllas que deban asegurar el mantenimiento de los medios empleados para ello, al amparo de la normativa aprobada por la Autoridad Competente y las Autoridades Competentes Delegadas desde la declaración del estado de alarma.

32. A las personas que presten servicios presenciales imprescindibles para el despacho aduanero, los de vigilancia aduanera y los realizados para el desempeño de los servicios críticos necesarios para la aplicación del sistema tributario.

35. A las personas que trabajan en la distribución y entrega de productos adquiridos en el comercio por internet, telefónico o correspondencia.

40. Serán excepcionadas de la paralización de actividades no esenciales, aquellas actividades realizadas por empresas dirigidas a salvaguardar la seguridad de las personas y el medioambiente, la sanidad animal, la seguridad de las minas, prevención y extinción de incendios, así como las dirigidas a la búsqueda y rescate de personas.

Esperemos que las nuevas medidas hagan su efecto y el virus remita lo antes posible, para que podamos retomar nuestra actividad diaria, tan necesaria para poder desarrollar medidas que favorezcan la competitividad de nuestro sistema alimentario, sobre todo la de algunos eslabones como es la restauración, que va a ser terriblemente perjudicado en esta semanas de confinamiento.

Artículo de Ricardo Migueláñez publicado en Qcom.es

 

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