Comprometidos, preparados, reivindicativos, autocríticos y con las ideas claras: así son estos doce muchachos y muchachas del Poniente granadino
Los jóvenes son el futuro. Es una expresión más que conocida, pero también cuestionada por algunos adultos. El salto generacional siempre existe y las personas que ya pasaron la franja de edad considerada ‘joven’ –hasta los 35 años– no siempre entienden –entendemos– a la juventud actual, nativos digitales en muchos casos y, de cualquier forma, abocados a una vorágine estructural en la que las exigencias sociales y la competitividad, la sobreexposición en redes, el uso continuado de las nuevas tecnologías o el consumismo son factores inevitables a tener en cuenta en la formación de cualquier personalidad. Vivimos en una sociedad en la que los cambios son cada vez más rápidos y a ellos les toca construir el futuro con ello.
Lo tiene claro Juan García-Fuentes, un joven de Villanueva Mesía que precisamente presenta estos días en la UGR, donde es investigador en prácticas, una tesis doctoral sobre la juventud actual. «No somos tenidos en cuenta para el diseño de acciones políticas que intenten cobijar a la juventud más vulnerable». Este joven –de expediente brillante– insiste en la heterogeneidad de la juventud y en todo lo que les afecta a cada uno de ellos. «El contexto familiar, educativo, cultural, económico y laboral… todo va a incidir en las diferentes transiciones hacia el mundo adulto. Por todo ello, categorizar a los jóvenes es un error», dice con argumentos bien documentados este pedagogo e investigador de la Universidad de Granada (UGR).
Hablamos por ello, a las puertas de 2020 y con la tercera década del siglo XXI a la vuelta de la esquina, con doce jóvenes de diferentes municipios del Poniente Granadino, doce ejemplos de la juventud que crece en el medio rural. Son Sara Lobato (Loja), Juan García-Fuentes (Villanueva Mesía), Isabel Molina (Loja), Fran Rosúa (Loja), Raúl Baena (Huétor Tájar), Mª José Sillero (Ventorros de San José), Jonathan Arjona (Salar), Inés Leyva (Villanueva Mesía), Sergio Piñar (Loja), Paula Malagón (Huétor Tájar), Juan Pablo González (Loja) y Cyntia Moreno (Salar). Todos ellos coinciden en muchas de sus preocupaciones: hay que luchar por ciertas cuestiones de peso, como el cambio climático; vivimos en una sociedad competitiva y, aunque disfrutan de una situación más cómoda que otras generaciones, la imagen de la juventud no sólo no se ajusta a la realidad sino que es injusta con ellos y su esfuerzo. «Creo que la juventud está siendo muy criticada por su manera de vivir. Y no se ajusta a la realidad porque luchamos y, aunque vivamos situaciones diferentes a las de nuestros padres, también tenemos nuestros problemas», afirma Sergio Piñar, que, con 17 años, tiene clarísimo que en la lucha feminista también tienen que estar los hombres. «La juventud del siglo XXI es transparente», califica este joven lojeño.
«Tenemos un papel fundamental; cada vez hay más gente movilizándose»
INÉS LEYVA
A casi todos les preocupa la inestabilidad política y «ineficacia» de nuestros gestores y algunos tienen claro que no podrán seguir viviendo en su pueblo si quieren avanzar en lo profesional y laboral. Aunque a casi todos, claro está, les gustaría. «Veo mi futuro saliendo de mi pueblo; el arte no está valorado. Y menos en un pueblo», augura la bailarina Isa Molina, que dirige su propia academia de danza.
También miran al empleo como uno de los principales problemas que afrontan los jóvenes de hoy día, con una realidad diferente a la de sus padres. «En algunos aspectos nuestra vida es mejor, como en el avance tecnológico. Y en otros peor, como en lo que respecta a encontrar puestos de trabajo relacionados con lo que has estudiado», comenta Paula Malagón, monitora de natación y varias veces campeona. Ahora su objetivo es estudiar Fisioterapia.
Apuestan por la formación y son conscientes de que su futuro depende de su cualificación en aquello que les gusta. «Creo que con esta formación podría salir perfectamente preparado para trabajar en el mundo agrícola», dice Jonathan Arjona, de Salar, que estudia Ingeniería Agrícola en la Universidad de Córdoba. Para Raúl Baena, reconocido tatuador, su oficio es su pasión y su mayor afición. La clave sin duda para ser feliz. «Como supongo que todo el mundo, mis planes son tener una estabilidad económica, un techo donde vivir, tiempo libre para disfrutar y, en definitiva, ser feliz», admite este joven de 23 años.
Creen que son muchos jóvenes los que se movilizan por ciertas causas, aunque tampoco falta la autocrítica. «Somos los jóvenes los que más luchamos por aspectos como el feminismo o el problema medioambiental, aunque existen muchas palabras y pocos actos. Deberíamos hacer más para hacernos escuchar, una revolución pacífica, predicar con el ejemplo», dice Mª José Sillero, que estudia Ingeniería Mecánica y Diseño Industrial. «Creo que una de las cosas que caracterizan a la juventud actual es la desinformación. No estoy de acuerdo con la gente que habla de la juventud como jóvenes sin compromisos o sin ideologías», considera por su parte la arqueóloga Cyntia Moreno. «El cambio depende de cómo actuemos ahora», comenta por su parte Inés Leyva, con 21 años y vecina de Villanueva Mesía.
«No somos tenidos en cuenta para el diseño de acciones políticas»
JUAN GARCÍA-FUENTES
Inés estudia Relaciones Laborales y RR.HH. y se dedica a la hostelería durante los fines de semana. Entre sus planes de futuro está dedicarse a un trabajo relacionado con sus estudios, aunque no descarta optar por hacer carrera en el Ejército de Tierra. Porque los jóvenes miran hacia adelante. Algunos, como Fran Rosúa, ya tienen proyectos empresariales. Su proyecto de futuro es crear una empresa multidisciplinar de investigación, conservación y restauración del Patrimonio, así como para su defensa y difusión. Y es que saben que están preparados, que tienen ideas claras y que lo del calificativo ‘NI-NI’ no es justo con ellos. «Estoy trabajando en algo que me gusta y para siempre», dice Sara Lobato, que a sus 23 años ya es maestra con plaza. «Creo que entre los jóvenes hay personas con mucho futuro, inteligentes, con mucha energía», afirma el ciclista profesional Juan Pablo González, lojeño de 22 años del equipo estadounidense Team Novo Nordisk. En la misma línea se posiciona Mª José Sillero, de Ventorros de San José. «Nos consideran más pasotas de lo que somos». Son jóvenes y construyen el futuro, pese a la imagen que en muchos casos nos llega de ellos. «Sé que mi futuro me lo ganaré yo; todo es luchar y trabajar», sostiene rotundo el lojeño Fran Rosúa, que, a sus 25 años, compatibiliza una beca de investigación de Historia del Arte de la UGR con su implicación social en colectivos cofrades y en asociaciones como ‘Villalítica Experiencias Históricas’, ‘Loja Dos Reinos, dos Culturas’ y ADPHAEL.
Comprometidos, preparados, reivindicativos, autocríticos y con las ideas claras: así son estos doce muchachos y muchachas del Poniente granadino.
Fuente: Ideal del Poniente Granadino. Texto y Foto de Noelia Jiménez García