En ‘Artesanía del papel’, ella y su marido, Salvador, trabajan desde el año 2000 realizando principalmente encuadernaciones, y todo mediante una formación tan llamativa como dedicarse “a romper libros y así aprendí. Empecé a encuadernar, probar y crear”. En los últimos años, sin embargo, su taller se ha especializado en trabajar obras de papel que inspiran emociones.
También es importante destacar el trabajo de reciclaje de papel, ropa y fibras usadas que realizan para dar vida a sus nuevas láminas, con materiales tan singulares como la ropa vaquera.
De hecho, uno de los últimos productos que ha salido de esta casa-taller de Salteras es la colección de cuadernos de notas realizada de telas vaqueras, obras que invitan a reflexionar sobre la segunda oportunidad que en tantos casos se le puede dar a los bienes de consumo que forman parte del día a día.
Varias inversiones
Y no es fácil, ya que para ser oficialmente artesano hay que pasar una serie de filtros, que ha conseguido superar con nota.
Así, se tiene que demostrar haber tenido influencia en la potenciación de su oficio, ejercer un oficio en riesgo de extinción o dedicarse a la recuperación de una actividad artesanal desaparecida, tener incidencia que haya tenido en la mejora de los métodos tradicionales de producción o realizar trabajos de investigación realizados, títulos académicos relacionados con la materia.
Se pide la transmisión de sus conocimientos artesanos, quetenga influencia su actividad sobre la conservación del patrimonio cultural de Andalucía, además de sobre el desarrollo económico de una zona en concreto.
Fuente: El Correo de Andalucía