Al término de la misma el ministro ha manifestado que la nueva política agraria de la Unión Europea está orientada al cambio y la transformación y que obliga a buscar un modelo de aplicación de la misma que sirva para llevar a cabo esas transformaciones y ser útil al conjunto de los agricultores y ganaderos.
En este contexto y en referencia a Andalucía, ha señalado que no tiene sentido echar la vista atrás cuando se ocupa una posición de liderazgo y que cuenta con esta comunidad como “punta de lanza” para asumir los nuevos retos.
La reforma es una oportunidad para el sector agroalimentario andaluz, que es diverso, competitivo e innovador y no debe tener miedo al futuro, ha añadido.
En todo caso, ha recordado que la PAC todavía no está escrita. Hay un acuerdo sobre el presupuesto y sobre el necesario equilibrio entre las ayudas directas y la arquitectura verde, pero está pendiente el modelo de aplicación. En este sentido, ha asegurado que el que sea bueno para España será bueno para Andalucía, pero que tendrá que ser nuevo y capaz de acoger cambios.
Sobre las ayudas, ha manifestado que el principio de que dos agricultores o ganaderos que hacen lo mismo en las mismas condiciones deben percibir lo mismo es innegable. Esto conduce a una convergencia que tendrá que ser progresiva pero obligada, porque la UE no ve oportuno el modelo actual de regiones agrarias de España.
Vivimos un momento que necesita grandes acuerdos, también para la PAC, ha concluido.
Fuente: Ministerio de Agricultura